domingo, 29 de junio de 2008

Comentario acerca de "Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación" de Mary Louise Pratt.

Pienso que antes de abordar la cuestión principal, que me obliga al análisis de este texto; trate de dar una imagen amplia y en ciertos puntos generales de lo que nos da a entender el texto, siempre ahondando en los temas que me serán útiles para el desarrollo de mí problemática.

El autor nos proporciona una perspectiva clara y objetiva de cómo los acontecimientos se prestaron y sucedieron para que los pobladores de la Europa de aquel entonces, llegue a dibujarse una imagen abstracta de nosotros. Para lo cual va a recurrir a unas terminologías que me apresuraré a detallar, con el único afán de proporcionar un mayor entendimiento en mi objetivo primordial; que es el determinar la operatividad de dichos conceptos en este Perú contemporáneo. Siendo este mi objetivo, comenzaré a detallar algunos de los términos de mayor trascendencia. Comenzaremos hablando de la “Zona de Contacto” que en palabras del autor son “espacios sociales en los que las culturas dispares se encuentran, chocan y se enferman, a menudo en relaciones de dominación y subordinación fuertemente asimétricas”; o también la define como “el espacio de los encuentros coloniales, al espacio en que los pueblos geográfica e históricamente separados entran en contacto y establecen relaciones duraderas, relaciones que usualmente implican condiciones de coerción, radical desigualdad e insuperable conflicto”. De ello podemos nosotros definir este nuevo término, que nos obliga a reflexionar sobre el intento de invocar la presencia conjunta, espacial y temporal, de sujetos cuyas trayectorias se intersectan.

Pero en esta zona de contacto, se suscitan nuevos eventos que son causa de los nuevos comportamientos que adoptaran los habitantes de esta zona. Uno de esos eventos es la denominada “Transculturación”, que aparece en el título de este libro; esta palabra a sido utilizada por etnógrafos para describir cómo los grupos subordinados o marginales seleccionan e inventan a partir de los materiales que les son transmitidos por una cultura dominante o metropolitana. Al igual que este fenómenos se presentan otros dos que se han denominado “Anticonquista” y “Autoetnografía” o “Expresión Autoetnográfica”. El primero lo podemos definir como a las estrategias de representación por medio de las cuales los sujetos burgueses europeos tratan de aclarar su inocencia en el mismo momento en que afirman la hegemonía. Esto lo representa en mayor grado cuando narra los hechos que sucedieron a mediados del siglo XVIII, cuando se desatan los viajes de investigación científica y el observador comienza a reconocer, clasificar y bautizar a la flora y fauna de continentes distintos al europeo, bajo parámetros pertenecientes al viejo mundo. Esta acción por parte de los investigadores (o llamados “Veedores” que es una etiqueta francamente hostil para caracterizar al sujeto masculino europeo del discurso del paisaje europeo; aquel cuyos ojos imperiales pasivamente observan y poseen); nos lleva a reflexionar como se apropia de una realidad distinta a la suya, dando clasificaciones europeas, no respetando a los nativos; es más, se omite su participación en lo que denominan “Literatura de Supervivencia”.

El segundo término, es una expresión utilizada para referirse a aquellos casos en los que los sujetos colonizados se proponen representarse a sí mismos de maneras que se comprometen con los términos propios del colonizador. Si los textos etnográficos son un medio por el que los europeos representan ante ellos mismos a sus (usualmente sometidos) otros, los textos autoetnográficos son aquellos que los otros construyen en respuesta a las mencionadas representaciones metropolitanas o en dialogo con ellas. Un ejemplo claro de este tipo de término aparece en la obra de Huamán Poma de Ayala, nos referimos a la Nueva Crónica donde se hace un recuento de la historia y las costumbres incaicas; en la misma notamos la apropiación de la forma de la crónica española para hacerlo. La autoetnografía implica más bien la colaboración parcial con el conquistador y la apropiación de su lenguaje. Los textos autoetnográficos son típicamente heterogéneos también en el extremo de recepción y, dirigidos por lo común tanto a los lectores metropolitanos como a los sectores ilustrados del grupo social del emisor, están destinados a ser recibidos de manera muy diferente por cada uno. Creo que la expresión autoetnográfica es un fenómeno muy difundido en la zona de contacto y tendrá gran importancia para develar las historias de sometimiento y resistencia en el imperio, vistas desde el sitio donde ocurrieron.

Un término interesante es aquel que denomina “Conciencia Planetaria” que viene a formar lo que el colectivo cree acerca de un hecho, considerándolo como verdadero.

Y eh explicado algunos puntos importantes que se trabajan en este texto, ahora daré paso a desarrollar el tema principal de este trabajo. Considero y parto desde la idea de que en estas tierras americanas se desarrolló un fenómeno parecido. A ello el Perú (o en ese entonces territorio del Tahuantinsuyo) no era ajeno, pues con la invasión hispana se presentaron varias zonas de contacto, en las cuales los habitantes de entonces, sufrieron esta transculturación, y vieron en la adaptación a este nuevo modo de concebir el mundo, una manera de sobrevivir.

Con las crónicas, nos podemos dar cuenta de cómo se trata de concebir nuestra flora y fauna en relación con lo conocido por los españoles. Es de esta manera como bajo un ataque simbólico empiezan su invasión, pero esta invasión no tiene por única finalidad desterrar al indígena de sus pertenencias o de hacerles entender que son derrotados en guerra y ahora tienen el papel de súbditos de un rey que nunca han escuchado ni visto. Sino apropiarse de las mentes de los integrantes para que no sientan el peso de conquistados bajo sus espaldas, sino, que acepten con gran honor su nueva posición haciéndola una misma con su nueva manera de vivir y rol social.

Esto aunque nos parezca inconcebible, aún se mantiene en vigencia en nuestro mundo “moderno” (un poco de sarcasmo nunca esta de más); pues los peruanos seguimos anhelando lo extranjero, siguen soñando los poetas con el París, donde si sepan apreciar su arte. Y los extranjeros, solo conciben al Perú como “la tierra de los Incas” y, también entienden, que el Perú es sinónimo de Machu Picchu. Esto se debe gracias a la construcción social que impera en nuestro medio. Es decir, nosotros nos hemos configurado de tal manera que lo extranjero siempre nos parece mejor, es esa cuestión mental que nos hace inferiores cuando encontramos algo tan blanco como lo que se anhela ser. Por consecuencia, consideramos a todo lo bello como extranjero. Esto es por dar un ejemplo (algo tosco) de lo que estoy tratando de expresar.

Es cierto que somos el resultado de todos los fenómenos que hemos descrito líneas arriba. El esteriotipo que hemos insertado en la mente de los ajenos al Perú, es aquel que han logrado entender por medio de sus lecturas. Y estas lecturas son las consecuencias de la apreciación de estos europeos de nuestras riquezas, sin reparar en nuestro desarrollo cultural o el potencial que hemos alcanzado desarrollándonos junto con nuestro entorno natural. En conclusión, los extranjeros poseen una idea pobre de lo que realmente son los hispanos (específicamente los peruanos), y los peruanos hemos perdido nuestra autonomía, pues hemos comido el cuento de nuestra inferioridad intelectual ante los grandes pensadores europeos, intimidándonos la competencia y bajando al nivel de meros recepcionadores del conocimiento que ellos producen.

Lo peor es que tratamos que esos conocimientos se apliquen a nuestra realidad, trayendo como resultado, más atraso, olvido, decadencia de todo lo que en un momento parecía digno de preocupación y cuidado.


En conclusión que podemos nosotros percibir de todo lo leído y expuesto. Sin lugar a dudas el Perú sigue rigiéndose por prejuicios heredados desde la colonia, lo que en consecuencia nos condiciona a la negación de nuestro pasado y solo referirnos a el como algo exótico, más no somos parte de ello.
Bibliografía

I. Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación. Mary Louise Pratt. Universidad de Quilmas 1997. Buenos Aires.

II. Perú: Problema y Posibilidad. Jorge Bassadre. Quinta edición. Edición Cultural Cuzco lima – Perú, 2000.

III. 7 ensayos de interpretación de la realidad Peruana. José Carlos Mariátegui. Cuadragésima novena edición. 1987. Empresa editora Amauta.

IV. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Benedict Anderson. Fondo de Cultura económica. México, 1997.

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