domingo, 29 de junio de 2008

Apátridas (IV)

Necesito caminar por estas calles polvorientas, recorrer de extremo a extremo sus más inmundos lugares, observar con detenimiento su vulgaridad y pobreza, reconocer lo estrambótico de una vida aquí, saborear sus atrocidades, celebrar sus barbarismos, sentir que pertenezco a este muladar, ser parte de este asco.

Varias mañanas se han sucedido de aquel día primero en que acometieron las ganas de caminar, de recorrer, de ser testigo ocular de la mediocridad. Y; naturalmente, conmoverme, sufrir, destrozarme con la desgracia, con el hambre; ver hasta donde puede llegar mi inhumanismo, la servidumbre al dólar, hasta donde… Sí, me eh acercado, yace un trío de felinos amigos, muertos, apestando. Reparo en determinar sus colores: Marrón de rayas blancas, otro totalmente blanco y, un último rubio como tinte barato. Los tres de meses, en la calle, muertos por la crueldad del frío. Voy a surcar sus cuerpos con minuciosidad, de no toparlos; experimento una reacción de repudio a sus cuerpos, debe de ser el color que toman, me resulta lejana la idea de… Me limito a mirar y acelerar el paso. Segundos después, me separan dos cuadras y un tanto de ideas cómicas.

“El Palomar”, discreto establecimiento, concurrido en especial los sábados después de las fiestas (en horas de madrugada). En la calle Miller se encuentra una panadería que rinde culto al monopolio y que a diferencia de todas las demás del distrito su pan usa la harina más cara del mercado. Digna manera de vivir de estos señores. Cinco de la tarde y vienen bullangueros sujetos, de chillones colores a ver algunos cableados del lugar. Tocan algunas puertas, cobran veinte soles a discreción; problema resuelto.

Pienso en una casa nueva, de material noble y fachada rosa.
Un poste se atraviesa, esquivo segundos antes de impactarme contra el. Mirada fija en umbral de una puerta. Calle La Mar, ya me había desplazado diez cuadras y aún no entendía como la gente podía habitar en ambientes como estos, con grandes símbolos en las paredes, mensajes llenos de creatividad terrorífica, que tratan de inspirar algún tipo de temor. ¡Bándalos!

Una mujer de falda alta pasa y retiene mi atención. Piernas largas, buenas caderas, sin duda nada a la imaginación. No hubo tiempo de ver su rostro.

Minutos después; una banca estrecha de parque me alberga por algunos minutos, estoy pensando en dar retorno a mi paseo. A paso largo, camino de frente un par de cuadras, después inclino el cuerpo y paso por lo que se asemeja a un arco, disminuyo la velocidad de la marcha; la mirada se dirije a los extremos de la calle. Sin peligro puedo pasar y volteando a la derecha, justo en la casa blanca toco, y llego a reposar…

Apátridas (III)

El masoquismo fue parte de
Mi
Siempre me gusto sufrir
Aunque nunca soñé que
Diera tanto placer

Apátridas (II)

Y de eso puedo dar fe yo; quién se podría imaginar a ese flaquito ojón, migrando por Jirón Quilca o pasando mucho rato entre poetas. ¡Ay! Esos poetas, cuantos de ellos eh visto morir (o eh tenido noticia de su muerte), supongo que han sido varios. Pero que pocos han sido reconocidos, según “Escuela Nueva” no ahí otro Vallejo; que triste que aún no se fijen en mí (lo sé amor, tengo el ego muy elevado para ponerme a la par de ese maestro, pero así soy, así me quieres). Además quién podría desmentir en esto que tengo tanta práctica; no me refiero a la poesía, sino a eso en que yo puedo dar fe; a esa fuerza extraña que nos arrastra, aquello que nos descontrola, que no me deja vivir en estabilidad. Vuelve tan pronto que no noto su ausencia, siempre presente, esta como metiéndose entre mis poros, es algo asfixiante, agobiante.

La mañana esta muy fría; las sábanas tienen un encanto mágico. Todo normal en esta casa, solo la ausencia de mi madre, hace tanta falta su sazón. La ventana entre abierta disimula mi letanía; y sigo mi destierro.

Apátridas (I)

Víctima del largo viaje, te esmeras por mantener tu cuerpo erguido, que aún estando sujeto a algún asiento vetusto, se mese por el trote turbulento y mezquino. Tal es la resistencia que impones que ya vez diluidas tus energías, el cansancio; que no es reparado por la música estrepitosa que acompaña el lerdo paso vehicular, te invade. Necesitas reposar tu cuerpo, urge los momentos de descanso que mereces, y ahora que sientes crecer más la emergencia al notar el adormecimiento de tus piernas, no encuentras el asiento que lleve tu nombre, y tan neciamente te han asignado el lugar de pie en la triste lata móvil. Tus brazos siempre firmes, se esfuerzan por no flaquear. Eres indómita en tu postura, en la forma de tu mirada, en el desprecio a los que te rodean, a aquellos que osan mirarte. Siempre dominante, aún en instantes de debilidad; sobre sale tu carácter que no conoce el retroceso, ahí estas de pie, erguida como un roble. Intacta, inalcanzable; sublime, hermosa.

Se ha detenido la marcha en una esquina, puedes observar la luz que denota el privilegio de otros y razón que retraza más tu arduo viaje; los minutos aumentan, tu estabilidad no es la misma, estas cansada. Pero la razón constante, no varía. Vas contando los segundos, las personas se acomodan lo mejor que les es posible, el calor aumenta, el aire se torna insoportable y ya no vez el momento de bajar. Alguién infiltra su voz en tu conciencia, es simplemente un escuálido que profesa profundos conocimientos deportivos y se las da de gran maestro; lastimosamente no puede entretenerte sus delirios, es ese un ambiente en el cual no nos sentimos identificamos, medio en el cual no somos doctos, ni anhelamos serlo. Sólo te limitas a escuchar la cantidad de goles que hizo un sujeto que apenas si aprendió a firmar antes que a patear una pelota, y por ironías de la vida ahora posee más privilegios y según (sujetos como el que comenta de deportes) nos llena de honor y fama al jugar por tal equipo y cobrar cheques con varios ceros. Dejando de lado esa breve intromisión de aquél “hombrecillo”, me vuelco a demostrar los esfuerzos de un fulanito que trata de sorprender con algunos aullidos disparatados, esfuerzos irrisorios de cantinero de quinta, el cree ser “El Cantante”. Nunca falta aquel que entona canciones que en boca de otros puede sonar de mil maravillas, sin embargo es una grosería que aquel las entone (yo {por mi parte} no lo volveré a hacer).

Comentario acerca de "Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación" de Mary Louise Pratt.

Pienso que antes de abordar la cuestión principal, que me obliga al análisis de este texto; trate de dar una imagen amplia y en ciertos puntos generales de lo que nos da a entender el texto, siempre ahondando en los temas que me serán útiles para el desarrollo de mí problemática.

El autor nos proporciona una perspectiva clara y objetiva de cómo los acontecimientos se prestaron y sucedieron para que los pobladores de la Europa de aquel entonces, llegue a dibujarse una imagen abstracta de nosotros. Para lo cual va a recurrir a unas terminologías que me apresuraré a detallar, con el único afán de proporcionar un mayor entendimiento en mi objetivo primordial; que es el determinar la operatividad de dichos conceptos en este Perú contemporáneo. Siendo este mi objetivo, comenzaré a detallar algunos de los términos de mayor trascendencia. Comenzaremos hablando de la “Zona de Contacto” que en palabras del autor son “espacios sociales en los que las culturas dispares se encuentran, chocan y se enferman, a menudo en relaciones de dominación y subordinación fuertemente asimétricas”; o también la define como “el espacio de los encuentros coloniales, al espacio en que los pueblos geográfica e históricamente separados entran en contacto y establecen relaciones duraderas, relaciones que usualmente implican condiciones de coerción, radical desigualdad e insuperable conflicto”. De ello podemos nosotros definir este nuevo término, que nos obliga a reflexionar sobre el intento de invocar la presencia conjunta, espacial y temporal, de sujetos cuyas trayectorias se intersectan.

Pero en esta zona de contacto, se suscitan nuevos eventos que son causa de los nuevos comportamientos que adoptaran los habitantes de esta zona. Uno de esos eventos es la denominada “Transculturación”, que aparece en el título de este libro; esta palabra a sido utilizada por etnógrafos para describir cómo los grupos subordinados o marginales seleccionan e inventan a partir de los materiales que les son transmitidos por una cultura dominante o metropolitana. Al igual que este fenómenos se presentan otros dos que se han denominado “Anticonquista” y “Autoetnografía” o “Expresión Autoetnográfica”. El primero lo podemos definir como a las estrategias de representación por medio de las cuales los sujetos burgueses europeos tratan de aclarar su inocencia en el mismo momento en que afirman la hegemonía. Esto lo representa en mayor grado cuando narra los hechos que sucedieron a mediados del siglo XVIII, cuando se desatan los viajes de investigación científica y el observador comienza a reconocer, clasificar y bautizar a la flora y fauna de continentes distintos al europeo, bajo parámetros pertenecientes al viejo mundo. Esta acción por parte de los investigadores (o llamados “Veedores” que es una etiqueta francamente hostil para caracterizar al sujeto masculino europeo del discurso del paisaje europeo; aquel cuyos ojos imperiales pasivamente observan y poseen); nos lleva a reflexionar como se apropia de una realidad distinta a la suya, dando clasificaciones europeas, no respetando a los nativos; es más, se omite su participación en lo que denominan “Literatura de Supervivencia”.

El segundo término, es una expresión utilizada para referirse a aquellos casos en los que los sujetos colonizados se proponen representarse a sí mismos de maneras que se comprometen con los términos propios del colonizador. Si los textos etnográficos son un medio por el que los europeos representan ante ellos mismos a sus (usualmente sometidos) otros, los textos autoetnográficos son aquellos que los otros construyen en respuesta a las mencionadas representaciones metropolitanas o en dialogo con ellas. Un ejemplo claro de este tipo de término aparece en la obra de Huamán Poma de Ayala, nos referimos a la Nueva Crónica donde se hace un recuento de la historia y las costumbres incaicas; en la misma notamos la apropiación de la forma de la crónica española para hacerlo. La autoetnografía implica más bien la colaboración parcial con el conquistador y la apropiación de su lenguaje. Los textos autoetnográficos son típicamente heterogéneos también en el extremo de recepción y, dirigidos por lo común tanto a los lectores metropolitanos como a los sectores ilustrados del grupo social del emisor, están destinados a ser recibidos de manera muy diferente por cada uno. Creo que la expresión autoetnográfica es un fenómeno muy difundido en la zona de contacto y tendrá gran importancia para develar las historias de sometimiento y resistencia en el imperio, vistas desde el sitio donde ocurrieron.

Un término interesante es aquel que denomina “Conciencia Planetaria” que viene a formar lo que el colectivo cree acerca de un hecho, considerándolo como verdadero.

Y eh explicado algunos puntos importantes que se trabajan en este texto, ahora daré paso a desarrollar el tema principal de este trabajo. Considero y parto desde la idea de que en estas tierras americanas se desarrolló un fenómeno parecido. A ello el Perú (o en ese entonces territorio del Tahuantinsuyo) no era ajeno, pues con la invasión hispana se presentaron varias zonas de contacto, en las cuales los habitantes de entonces, sufrieron esta transculturación, y vieron en la adaptación a este nuevo modo de concebir el mundo, una manera de sobrevivir.

Con las crónicas, nos podemos dar cuenta de cómo se trata de concebir nuestra flora y fauna en relación con lo conocido por los españoles. Es de esta manera como bajo un ataque simbólico empiezan su invasión, pero esta invasión no tiene por única finalidad desterrar al indígena de sus pertenencias o de hacerles entender que son derrotados en guerra y ahora tienen el papel de súbditos de un rey que nunca han escuchado ni visto. Sino apropiarse de las mentes de los integrantes para que no sientan el peso de conquistados bajo sus espaldas, sino, que acepten con gran honor su nueva posición haciéndola una misma con su nueva manera de vivir y rol social.

Esto aunque nos parezca inconcebible, aún se mantiene en vigencia en nuestro mundo “moderno” (un poco de sarcasmo nunca esta de más); pues los peruanos seguimos anhelando lo extranjero, siguen soñando los poetas con el París, donde si sepan apreciar su arte. Y los extranjeros, solo conciben al Perú como “la tierra de los Incas” y, también entienden, que el Perú es sinónimo de Machu Picchu. Esto se debe gracias a la construcción social que impera en nuestro medio. Es decir, nosotros nos hemos configurado de tal manera que lo extranjero siempre nos parece mejor, es esa cuestión mental que nos hace inferiores cuando encontramos algo tan blanco como lo que se anhela ser. Por consecuencia, consideramos a todo lo bello como extranjero. Esto es por dar un ejemplo (algo tosco) de lo que estoy tratando de expresar.

Es cierto que somos el resultado de todos los fenómenos que hemos descrito líneas arriba. El esteriotipo que hemos insertado en la mente de los ajenos al Perú, es aquel que han logrado entender por medio de sus lecturas. Y estas lecturas son las consecuencias de la apreciación de estos europeos de nuestras riquezas, sin reparar en nuestro desarrollo cultural o el potencial que hemos alcanzado desarrollándonos junto con nuestro entorno natural. En conclusión, los extranjeros poseen una idea pobre de lo que realmente son los hispanos (específicamente los peruanos), y los peruanos hemos perdido nuestra autonomía, pues hemos comido el cuento de nuestra inferioridad intelectual ante los grandes pensadores europeos, intimidándonos la competencia y bajando al nivel de meros recepcionadores del conocimiento que ellos producen.

Lo peor es que tratamos que esos conocimientos se apliquen a nuestra realidad, trayendo como resultado, más atraso, olvido, decadencia de todo lo que en un momento parecía digno de preocupación y cuidado.


En conclusión que podemos nosotros percibir de todo lo leído y expuesto. Sin lugar a dudas el Perú sigue rigiéndose por prejuicios heredados desde la colonia, lo que en consecuencia nos condiciona a la negación de nuestro pasado y solo referirnos a el como algo exótico, más no somos parte de ello.
Bibliografía

I. Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación. Mary Louise Pratt. Universidad de Quilmas 1997. Buenos Aires.

II. Perú: Problema y Posibilidad. Jorge Bassadre. Quinta edición. Edición Cultural Cuzco lima – Perú, 2000.

III. 7 ensayos de interpretación de la realidad Peruana. José Carlos Mariátegui. Cuadragésima novena edición. 1987. Empresa editora Amauta.

IV. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Benedict Anderson. Fondo de Cultura económica. México, 1997.

La Foto de Porta documentos

Aquella mirada inerte,
Aquella mirada inerte,
Aquella mirada inerte.


De diecinueve años inmóvil
cabello largo,
la mirada inerte.


Los labios gruesos
son tus labios gruesos
y
Aquella mirada inerte.


No posees cuerpo
no hay piernas ni sexo,
sólo
el cabello largo
aquellos labios gruesos
tu mirada inerte.

Sala de Espera

En la Sala de Espera;
vienen y pasan personas
/ desconocidas en multicolores
/ desconocidas en blanco enterizo

Detengo la mirada;
_Escritos se traspapelan y
el sello no deja de dar su marca
azul oscura.

Nadie detiene la marcha
el reloj sigue su tic tac que abruma,
atormenta…
particularmente atormenta…

La vampiresa la toma del brazo;
mi sexo se traspapela
/ sin la marca azul oscura.

Una orden viaja al cerebro
dolor de pinchazo,
flujo de vida que se va…

Otra vez sentados
vienen y pasan personas
/ desconocidas en multicolores
/ desconocidas en blanco enterizo

Llaman:
Srta. Torres.

El sobre se desliza
de mano a mano;
se despliega…
fijamos nuestras miradas

NEGATIVO

sábado, 28 de junio de 2008

Vivir Sin Juntarse Con Nadie

Estoy afuera,
de la vida comunitaria, de los amigos y la familia
siempre quedo afuera
siempre Yo, en esta decadencia…
siempre el vicio y la asfixia,
siempre la línea de progreso

Quiero Vivir sin Juntarme Con Nadie

Para sentirme un poco mejor
Para sentirme menos estiércol
Para sentirme que no espero en la calle

Quiero Vivir sin Juntarme Con Nadie

Estas afuera,
de la vida comunitaria, de los amigos y la familia
siempre quedas afuera
siempre –(Miguel, Gustavo, Fernando), en esta decadencia…
siempre el vicio y la asfixia,
siempre la línea de progreso

Quieres Vivir sin Juntarte Con Nadie

Para sentirte un poco mejor
Para sentirte menos estiércol
Para sentirte que no esperas en la calle

Quieres Vivir sin Juntarte Con Nadie

Estamos afuera,
de la vida comunitaria, de los amigos y la familia
siempre quedamos afuera
siempre –(Moquegua, San Martín, Madre de Dios), en esta decadencia…
siempre el vicio y la asfixia,
siempre la línea de progreso

Queremos Vivir sin Juntarnos Con Nadie

Para sentirnos un poco mejor
Para sentirnos menos estiércol
Para sentirnos que no esperamos en la calle

Queremos Vivir sin Juntarnos Con Nadie

Autonomía/Estados Federales/Olas y Olas de nubes Rojas
Al tacho la Inclusión

viernes, 27 de junio de 2008

Breve esbozo sobre "Para una Periodización de la Literatura Peruana" de García – Bedoya Maguiña, Carlos.

Se pretende esbozar una reacción ante la visión, que por muchos años; ah considerado a la historia literaria como una disciplina “desacreditada”. Un causante directo (de dicha clasificación) es la inexistencia de un nuevo paradigma teórico, que sea capaz de sustituir al desfasado positivismo. Ahora cabe preguntarnos en que medida es que, el autor, nos presentará esta nueva opción de periodificar nuestra literatura. Él sostiene que “La periodología viene a ser una especie de esqueleto sobre el que se organiza el cuerpo de una historia literaria”. Es así que va a considerar a la literatura peruana como un campo que en gran medida esta inexplorado. Siendo notorio lo incipiente de los estudios en torno a las literaturas populares orales e incluso en el campo de la literatura culta o ilustrada.

Él va a desarrollar una periodificación de la literatura peruana basada específicamente en tres puntos: Historia – Cultura – Sociedad. Según este planteamiento, se consentirá que los movimientos literarios coexisten en un mismo momento histórico, que se realice entre ellos una especie de convivencia conflictiva, por ser una la dominante. En base a ello; se decidirá la importancia de la historia; la cultura hace su aparición en los paradigmas que se manejan y obviamente la sociedad esta en juego desde el momento en que la literatura es una creación cultural, es decir social.

Las primeras ideas parecen bastante interesantes. Considerar que en un determinado momento de tiempo coexisten varios movimientos literarios, y que dicha coexistencia no es pacífica, sino todo lo contrario, pues el afán es consolidarse como el movimiento dominante. También se abriga la idea de inclusión de las literaturas aborígenes en esta periodificación; lo que más llama la atención es que plantea la existencia de discursos distintos al oficial. En ese sentido identifica el discurso oficial o llamado ilustrado, el discurso de la literatura popular pero hecha en castellano y el de las culturas aborígenes. Nos demuestra los errores de conceptualizar a la literatura peruana bajo esquemas europeos, mostrando lo contraproducente que resulta. Admite, también, que el desarrollo de los periodos no pueden estar determinados o delimitados por fechas tajantes, sino que estas deben ser referenciales.

Todo lo mencionado hasta ahora, nos puede parecer interesante, hasta revolucionador. Pero ¿cómo desarrolla estos puntos García – Bedoya?, ¿Cuáles son los conceptos que él entiende por historia, cultura y sociedad? Y al hablar de ello ¿a que cultura, sociedad e historia se refiere?, tenemos que tomar en cuenta que el Perú, en su condición de nación multiétnica, posee gran cantidad de naciones y con ello un mismo numero de culturas y, adjuntamente, sociedades.


Para dar solución a estas preguntas, comenzaré por cuestionar lo referente a la forma en que García – Bedoya toma a la cultura. En primer término, tengo que partir diciendo que el Perú es un país multirracial y multiétnico, en tal consideración es injusto proponer una periodificación desde la cultura oficial; pues queda en claro que existen varias culturas, cada una de ellas con un importante corpus de literatura; y no solamente tomarlos como una referencia más o sustento de tesis, por el simple hecho de su proveniencia marginal.

La idea que se desarrolla en el texto se trastoca al momento de querer incluir a las literaturas vernáculas desde una visión occidentalista oficial, sabiendo que en la comparación saldrá disminuida pues el discurso oficial tiene el poder de su lado y con ello el carácter de designar lo que es literario. Si bien se toma como marco a la historia para lograr esta periodificación, se toma a la historia oficial, con ello se margina a las demás culturas que presenta cada una su historia; lo mismo ocurrirá con las sociedades. Sin duda es ambicioso el proyecto de García – Bedoya, pero se ven menguados sus esfuerzos ya que no aleja de su mente esa estructura positivista, heredera de Sánchez. Claro esta que es conciente de los acontecimientos y lo perjudicial que resulta la creación de una literatura peruana basada en hechos que benefician a la letra por encima de lo oral. Pero descuida la organización y función de las demás sociedades que comparten nuestros territorios (un “nuestros” muy utópico). Con ello se avecinará un atraso más. Ya que se produce un discurso que intenta valorar las literaturas de los pueblos periféricos, sin embargo, este discurso libertador, desconoce la historia y el modo de administración social del pueblo que quiere rescatar. Nos es posible que intente hablar de este tipo de discursos a raíz de la aparición de estos en la literatura oficial, ya sea por medio de antologías o simples recopilaciones. Es injusto este tipo de aptitudes, que lo único que logran es entretener al lector, descuidándolo o simplemente entreteniéndolo con la ilusión de una valorización de aquel pueblo “temido”. Lo único claro que manifiesta García - Bedoya es la idea de revisar esas literaturas (otra cosa clara es la intolerancia a Sánchez); más encamina muy mal esta empresa por lo que su periodización no puede tomarse como algo totalmente válido. Sigue estando bajo los cánones oficiales y su reconocimiento es muy menguado. A pesar que es interesante la idea de los tres tipos de discursos que menciona, el contexto en el cual los desarrolla sigue siendo muy pobre e impropio.

Otro asunto que cabe resaltar es la casi nulidad de la presencia de una literatura amazónica, en este “intento” de periodización. Sólo se hace una breve mención y luego por arte de magia o quizá por distracción del autor, desaparece sin dejar más rastro. Esto no es tan complicado de comprender, si entendemos que esta periodización toma como base fundamental a la historia, cultura y sociedad oficial; entonces es razonable que este tipo de literatura no aparezca puesto que en nuestra historia oficial el papel amazónico es muy poco investigado y apreciado para los historiadores y demás. En este sentido, García – Bedoya tiene muy poco pan por rebanar, por lo que se va a centrar en la asimilación de la cultura andina y todo lo que con ella viene…



Las dos etapas en las que divide nuestra historia literaria, esta vista desde un plano netamente económico (como lo demuestran sus títulos: Etapa de Autonomía Andina y la Etapa de Dependencia Externa), con este tipo de división deja muy en claro la dirección que va a tomar su trabajo. A pesar que considera a la etapa autónoma como las más amplia, solo le dedica dos páginas; en las cuales se limita a mencionar los daños o frustraciones que ocasiona la invasión española; y es ah donde aparece como una ráfaga veloz la mención que se le dedica a la literatura oral amazónica. El resto es sobre la literatura andina (aunque el término andino es muy amplio, ya que solo se limita a mencionarnos los logros de la cultura Inca, supongo yo que esto se debe a que el discurso oficial a tenido un mayor trato con esta literatura).

En otro aspecto concuerdo con el autor en considerar a la cultura andina, como una cultura “plástica” en el sentido de que ha sabido amoldarse a los cambos circunstanciales de quienes a sido presa, y todo ello sin modificar su matriz cultural, haciendo que aún se pueda hablar de una cultura andina. Esta “resistencia andina” a sida vista por el autor en dos planos. El primero que tiene que ver con la preservación de su matriz cultural (de la cual se habló líneas arriba); y de la defensa de su organización social de base, que es el ayllu.

Un aspecto ( de la literatura andina [específicamente Inca]) es que en dicho análisis se omite de mención a las etnias bajo el dominio Inca; bien es cierto que en la actualidad existe un discurso de carácter oficial que produce una cierta cantidad y calidad de literatura; y por otro lado existe uno o varios discursos periféricos que también producen una oriunda literatura. Considerando ello, podemos inferir que las etnias o culturas dominadas por la Mascaipacha, tuvieron que tener una manera de expresión (generalmente una literatura de tipo oral) la cual no es mencionada por el autor.

En un marco más actual, tenemos que pasar a la literatura que se considera del periodo Republicano. Acá nos tomamos con un gran subjetivismo del autor, pues cuando hace mención a algunos autores lo delimita aun cierto campo de acción lo que es un desperdicio total, ya que una obra no pertenece a una solo movimiento literario, no olvidemos que ahí escritos que se vinculan a más de un movimiento literario y otras que marcan el transito de un movimiento dominante a otro. Tomemos como ejemplo a Clorinda Matto de Turner, que esta dentro de la clasificación de literatura “realista”; sin embargo para muchos, las obras de la mencionada escritora puede involucrarse no sólo con el realismo, sino con el costumbrismo, regionalismo y hasta con un romanticismo.

Ahora, si ya hablé de los escritores que menciona, tengo que tomarme la molestia de mencionar a las grandes omisiones que realiza el autor de este texto. Como puede ser que un sanmarquino, haga exclusión de un poeta, que no solo ah sido concurrente por los patios de San Marcos, sino que su producción es de un muy alto nivel. Obviamente que me estoy refiriendo a Washington Delgado; otra gran omisión es la que se comete con el recién fallecido poeta Watanabe o Pablo Guevara. Creo que en la inclusión de escritores en una historia de la literatura peruana, es muy subjetiva. Pero soy creyente que no se deben realizar estas grandes omisiones. Quizá de aquí a algunos años nos amputen la figura de Vallejo (es algo muy extremista).

De lo manifestado solo resta decir, que la manera en que se planteó este trabajo deja unos grandes vacíos, pues no dedica páginas a lo que en ese texto se desarrollará por cultura, sociedad e historia; las grandes bases desde donde arranca todo el planteamiento. La noción de esta convivencia conflictiva entre los movimientos literarios me parece muy a lugar. Aunque ello no disculpa el poco alejamiento del discurso social y que solo se vea la aparición de las literaturas aborígenes desde el punto de la aparición en la literatura oficial, con ello su asimilación.
Bibliografía

1. Para una Periodización de la Literatura peruana. García – Bedoya Maguiña, Carlos. Latinoamérica Editores, Lima – Perú 1990.

2. Documentos de Literatura. La generación del Cincuenta. Marco Martos. MASIDEAS, 1993.Marco

3. América indígena. Instituto Indigenista Interamericano. Cuarto trimeste, 1969. XXIX – 4, México.

4. Dioses y Hombres de Huarochirí. Narración Quechua recogida por Francisco de Ávila. Edición Bilingüe. Traducción al Castellano por José María Arguedas. Estudio bibliográfico de Pierre Duviols. Lima, Perú – 1966.

5. Huarochirí manuscrito Quechua del siglo XVII. Gerald Taylor. Lluvia Editores.

6. Tradición Oral Peruana. Literatura Ancestrales y populares I. Enrique Ballón Aguirre. Tomo I. Fondo Editorial PUCP 2006. Perú - Lima

Oiran los Dioses

Como un gusano que pidiera ser aplastado
o estos tres pellejos donde me reclino,
oirá Dios al barro envilecido
al vencedor del río
al hombre de ahora


Entonces pues,


¿Qué ángel enviaras para mi rescate?
¿Cuál oda es la correcta?
Oirán ustedes Dioses a este barro envilecido,
en esta mi iglesia pequeña de barro y quincha, de los pellejos donde me reclino
al último toque de campana.

Comas periférico, dónde encuentro el oro
del Elefante Dormido
o el marfil de sus cuernos,
dime Dios de los cerros
el Mayor /
Oirá a este barro envilecido.

¿Oirá la campana?
¿Oirá a Comas periférico?
¿Oirán los cerros, las piedras, el hombre
o el marfil de sus cuernos?

El Amor viene en Taco Nueve

Sólo espero
TU PASO EN TACO NUEVE


Sólo necesito...
MINUSCULA D I S T A N C I A
/Entre tu nombre y mi labio
entre tu sexo y mi boca.
Y tú

Pasas indiferente,

Vuelves la cabeza, de un lado a otro,
¿Notas que hago falta?
La banca de parque local, me espera,
Mesa y silla del eterno café, me extraña,
El poste esquinado, requiere del calor de mi apoyo;
Y tú, horrenda mía
¿No requieres de mí?;
De mi eterna risa, de aquel ring ring improvisto,
De los besos “Sinceros”,
De ti y de mi, JUNTOS.



Tres pasos más adelante,
Piensas: la banca, la mesa y su silla, el poste friolento.
Vuelves, cruzas obstáculos;
Regresas…

Entiendes;
Amo la complejidad de tu existencia

---Paz con su Tormenta…---

Perú: Nación de unos cuantos

Cultura es un término que se puede hallar descrito en el primer diccionario que pudiéramos tener a la mano. Sin embargo, este término merece una mayor reflexión; y aún esta debe de alcanzar un grado más alto cuando se trata de dar una visión de lo que entendemos por cultura peruana; y adjuntamente a esta, la noción de modernidad que tratamos de expresar.

Entendemos por Cultura, a toda elaboración y manifestación intelectual o artística, que se desarrolle como tal dentro de una sociedad; la misma que presenta sus propios cánones y se ve regida por ellos. Es decir; consideramos a las culturas como creaciones particulares de cada sociedad, dicha creación no estará realizada por la concertación de todo un pueblo, sino de una minoría interesada. Con ello manifestamos, que una cultura es la expresión de una sociedad, regida a intereses particulares que afianzaran su posición social. Todo ello nos lleva a pensar, en cómo ha sido el establecimiento de la cultura en el país. Es preciso puntualizar que el Perú posee la característica de ser multiétnico; es decir, que alberga en su territorio a un diverso grupo de etnias que, lógicamente, presentan sociedades u organizaciones y culturas distintas. Ahora pues, resultaría ingenuo concebir la idea de una convivencia pacífica entre ellas, como si fueran pequeñas esferas compactas que delimitan su espacio, evitando la intromisión de objetos ajenos a su composición. Siendo lo correcto, la presencia de una “Coexistencia Conflictiva”, derivando todo ello en una lucha por la imposición de su saber como el verdadero, al igual que sus modelos sociales, políticos y económicos, los cuales aspiran a ser los imperantes en el entorno al cual están destinados a desenvolverse, cuyo establecimiento beneficiará a la pequeña minoría que se encuentra tras su elección. Siguiendo esta breve línea, podemos establecer una división sencilla en dos grupos: El primero el de “Cultura Dominante” y un segundo de “Culturas Dominadas”.

Ahora pues, tenemos que tener mucho cuidado al exponer estos dos términos, porque es aquí donde la noción que poseemos del Perú (como nación) tiene que acortarse, para tratar de observar de manera más precisa nuestro problema central. No es posible que en nuestro pensamiento agrupemos dentro del conjunto de nación a muchas de las etnias que no se sienten incorporadas en él. Es decir; que dichas sociedades son ajenas al desenvolvimiento de nuestros proyectos como nación. Por ello consideramos como parte de esta nación a todos aquellos que se sientan identificados con ella; en otras palabras, son peruanos aquellos sujetos sociales capaces de insertarse y creer ser parte de este modelo nacional, con esto excluyo algunas de las culturas amazónicas y de la sierra profunda, que no ven en los símbolos patrios algún tipo de representación o pertenencia. Por consecuencia no pueden ser incluidos a nuestro proyecto de nación, ni ser considerados como sujetos ansiosos de pertenecer; simplemente entender que representan a grupos alejados de nuestra realidad. Ello no los convierte en inferiores ni superiores a nosotros, simplemente distintos y ajenos a nuestra coyuntura social.

De ahí que nuestra cultura se desarrolló en las “Zonas de Contacto[1]”, que son los espacios geográficos en los cuales se presento un choque de mundos ideológicos distintos; esto se dio en mayor grado entre la síntesis del mundo andino (los Incas) y lo que para nosotros represento el mundo europeo (Pizarro y compañía). Es en esas zonas de contacto donde se vivirá una transculturación[2], en la cual se adoptarán cosmovisiones extranjeras, al igual que sus modelos sociales, y con ello lo que se consideraría en un futuro como cultura. Pero no fue simplemente una adopción de estructuras, sino que la cultura dominada ofreció una porción de sus verdades para consolidar una fusión, dando como resultado un nuevo producto ideológico. Sin embargo, la cultura extranjera mantendrá el control de los cánones culturales, por ser esta de quien se sirvió en mayor medida gracias a la imposición económica; pues como mencionamos en el comienzo de esta narración, el establecimiento de una cultura responde a intereses de una minoría.

En la actualidad la Cultura Dominante emite un discurso de integración, el cual quiere crear un ambiente de igualdad, respeto y derecho sin discriminación. Este fin, no es el objeto de deseo, por el contrario, la cultura dominante sigue ejerciendo su poder por medio de dos recursos, que para nuestra vida práctica es de vital conocimiento. Nos referimos al uso del idioma castellano, como el único medio de comunicación que lleve grado de importancia social fundamental; y a la utilización de la escritura como vehículo hacia el desarrollo de la intelectualidad, por ende lo cultural. El arte no escapa de ello, pues la simbología utilizada, sea en una escultura o pintura, es recogida del mundo castellano, limitando al uso obligado de este código, negando el discurso superficial de igualdad e integración. Esta aptitud genera un movimiento de preferencia social, hacia la figura del organismo oficial; todo ello en desmedro de las culturas que se encuentran bajo su domino. Por ejemplo, no es lo mismo escuchar hablar en quechua dos individuos a que lo hagan en castellano, automáticamente nuestros prejuicios sociales salen a relucir, y la importancia de la persona se remite al tipo de idioma que esta utilizando hasta la indumentaria con la que viste. Sin lugar a dudas esto causa en nuestra cultura un desprecio hacia lo alejado al occidentalismo. Estamos hablando de un racismo indirecto. Racismo que se evidenciara en la preferencia a lo blanco; la negación o el olvido de nuestro mestizaje en el caso más radical.

Por otro lado, un fenómeno interesante es que la cultura oficial, en su sillón de conocimiento único, ve el nacimiento de nuevos modelos o patrones culturales, que se oponen a este aunque no puedan desligarse por utilizar los dos medios de dominación anteriormente descritos. Es decir, son discursos alternos que se deslindan del discurso oficial, pues se podría denominar como consecuencia de sus vacíos. Me refiero a los movimientos Punk, Metal, Hip Hop (y todas sus variantes) entre otros. Que imponen un estilo de vida, bajo una marcada filosofía liberal; que hoy en día atrae a mucha de la juventud de esta nación; quizá en estos momentos sea un discurso de periférico por su falta de poder económico, mas no quiere indicar que nunca lo llega a ostentar.

Dejando de lado este fenómeno, quisiera excavar más en otro artificio propio de esta cultura oficial, que ayuda a crear esta atmósfera de equidad que nos hace vivir en un embrión de fantasía. Hemos denominado “Instituciones de Desfogue” a todas aquellas entidades que permiten al sujeto de esta sociedad creer ser parte del movimiento, sea este político, económico o social, la idea es que creen ser representados. Pues la opresión que el discurso oficial ejerce sobre nosotros tiene de alguna manera liberar esa tensión a través de estas entidades que ofrecerán la sensación de equidad que se busca. De ahí que hablemos de Defensoría del Pueblo (que en muchos casos desconozcamos sus funciones), de los Derechos Constitucionales (que para el habitante promedio [productos culturales de este medio] pasan totalmente desapercibidos, en muchos casos por ignorancia), hasta el mismo Estado, que toma el papel de representante del pueblo, entre muchos más. Sin embargo todo es parte del mismo engranaje, cuya finalidad es la creación de una falaz satisfacción, que nos permita existir bajo un discurso del cual somos ajenos (en participación).

Si nuestra cultura oficial se produce de esta manera, hablar de Modernidad suena en alguna medida un poco irrisoria o simplemente un estado inconcluso en la realidad peruana. La modernidad en el Perú es un fenómeno que no ha llegado a completarse, por el contrario nuestra sociedad ha sido lanzada a un abismo “postmoderno” sin haber concluido la estancia anterior. Plantemos este asunto en dos partes: la primera en el desarrollo ideológico y la segunda en tono netamente concreto o material. Ideológicamente la modernidad arrastró dos grandes meta relatos que intentaron establecer el bienestar social; me refiero al Capitalismo y el Comunismo. Uno presentando las bondades de la producción en masa, las riquezas que ofrecen el libre mercado, etc. Y el otro como medio de avance equitativo en fases (Socialismo –luego- Comunismo). Después de los numerosos debates triunfará el capitalismo, que impondrá su visión de progreso. Ahora el Perú no llegó a incorporarse completamente a estas ideas, mucho menos a los fenómenos actuales que demanda el llamado “Neocapitalismo”, en consecuencia no somos un país ideológicamente moderno. En el plano material, el Perú mantiene como preocupación principal de su medio la satisfacción de las necesidad primarias, pocos acceden a las secundarias (ahora sería bueno saber en que condiciones y a que nivel llegan a obtenerlas). El entorno en donde se desarrolla la vida carece, en muchos casos de garantías; por ejemplo las barriadas o los callejones de un solo caño que aún en la Lima “moderna” existen. Nos desvelamos por problemas de seguridad para el obrero y la defensa de la democracia sigue siendo un asunto de prioridad, sin mencionar los serios daños de la educación o el desinterés por el medio ambiente.


En resumen podemos considerarnos como un país que tiene inconcluso su desarrollo hacia la modernidad, y que ha sido aventado a una estancia superior sin tener en cuenta sus limitaciones.

Las literaturas urbanas son muestra clara de nuestras deficiencias. La cultura dominante nos arrastra al recuerdo de un pasado que no es nuestro (me refiero a los logros Incas, que son tomados como logros del Perú y no como lo que son, muestras del esplendor del Tahuantinsuyo). Viendo la imposibilidad de representar el presente por lo nefasto y mucho menos el futuro por lo indeterminado.

Concluyendo con mi exposición, sólo queda enfatizar la importancia de entender mejor lo que llamamos como Cultura y Modernidad, el por qué de nuestro anhelo a lo europeo, del sentirnos orgullosos de un pasado que no nos pertenece, y del despertar a una realidad que espera un cambio desde las bases que debe de ser movido por la masa de gente que aún abriga en sus corazones la esperanza de confraternidad entre los que conformamos la verdadera nación peruana.
[1] Término adoptado del texto de Mary Louise Pratt, Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación.
[2] Véase el texto anterior en las páginas 24 y 25 para una idea más detallada.
Bibliografía

I. Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación. Mary Louise Pratt. Universidad de Quilmas 1997. Buenos Aires.


II. Perú: Problema y Posibilidad. Jorge Bassadre. Quinta edición. Edición Cultural Cuzco lima – Perú, 2000.


III. 7 ensayos de interpretación de la realidad Peruana. José Carlos Mariátegui. Cuadragésima novena edición. 1987. Empresa editora Amauta.


IV. Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. Benedict Anderson. Fondo de Cultura económica. México, 1997.


V. Una visión urbana de los Andes. Génesis y desarrollo del indigenismo en el Perú 1848 – 1930. KRISTAL, Efraín. Instituto de Apoyo Agrario. Lima, Perú, 1991.


VI. Respuesta por una Antropología Reflexiva. Pierre Bourdieu y Loïc J. D. Wacquant. Editorial Grijalbo S. A. México, 1995.