viernes, 20 de febrero de 2009

Sinceramente

No volvamos atrás. Pensemos siempre en el poder de nuestras palabras. Con gente nueva, con gente perfecta. Somos los menos, que en una noche no dudarán en colmar las esquinas de sangre brutalmente extraída. Elevemos estos malditos brazos, necesitamos gente nueva, gente perfecta.

Respuesta Atrasada

Al amigo R.B.
Sábado, 12 de agosto del 2006. No recuerdo con exactitud fotográfica que aconteció ese día o el anterior. Ingenuamente estoy releyendo antiguos mensajes en mi computador; sintiendo un lejano brillo por el pasado enmohecido. Con nuevos proyectos, ideas, versos y experiencias; eh retomado la lectura en este plateado computador, de los mensajes opacados por la carga semántica que se deslizan entre sus símbolos. Son los recuerdos gratos manchados por el ímpetu del escribidor. Resumiendo, fue el discurso del adiós.

No respondí aquel mensaje. No hubo palabras en ese tiempo. No sentí la necesidad de escribir más líneas de aprecio, de confianza, de amor. Años después, sentado frente al mismo computador. Compruebo la ausencia corrupta de la ínfima molestia. De aquel detalle que se escapa al lector pasivo, eh percibido la queja estruendosa de la impotencia de mi incomprensión.

Sábado, 12 de agosto del 2006. Eran noches de cálida luna, donde aún sus efectos apaciguaban los deseos. Los jóvenes de espíritu sentían el alma correr más presto a la agonía. Sentirme en un lugar indiferente, buscaba con delirio los estragos corpóreos, el sexo a escondidas.

Sábado, 12 de agosto del 2006. Aún se caminaba por las plazuelas del centro, calmando el ardor de las tintas que no lograron ser. En esa fecha tan distante, mi memoria busca el recoveco de tus besos, el oído, las manos…

No respondí aquel mensaje. No hubo tiempo en esas palabras. No necesidad sentida al escribir líneas de aprecio, confianza de… amor de… Son sencillos detalles que escapan al lector pasivo. Ojos acuciosos, eh desnudado tu reproche en esta mi enésima lectura. Reconozco la riña sutil, el infarto del amor. Galopante, mortífero, aniquilador.

Fecha actual (no el recuerdo). Llega esta respuesta pensativa. Mucha suerte tiene el escribidor. Aún en falta siento el calor de tus ojos… rasgados.

Clase de Literatura


I. Capturando la atención


Somos dos en una sala.

Sentados,
formando una “L” en distancia comenzamos a
desenvolver […] Pronto empezaré con la teoría y
aquella sucesión de autores, obras u otros detalles (curiosos)
que pareces odiar,
pero prometo que antes de terminar:
“cantaré unos versitos de tu gusto, para que el gallo no se
canse.”
Cuál querrías escuchar, gallo enamorado,
son varios los segundos que estamos perdiendo. Ellos
volverán. Y por esa puerta de lata:
“tendrás que ayudarme a salir”
Comencemos con lo elemental:

Literatura. Teoría Literaria. Géneros y Funciones de la Literatura. Figuras literarias importantes. Literatura Griega. Épica. Los poemas Homéricos: Ilíada y Odisea.

Milagrosamente no te has desmallado. Fueron ráfagas que
golpearon inmisericordes ese fugaz cerebro tuyo. Lacerado, maltrecho
extenderás tus manitas a mi boca
esos ojos mensajeando piedad. No desesperes,
tú sólo escribe:

“8:00 a.m.
Aún espero;
(caminante, destructora de recuerdos)
el taco de tu bota,
los oJos Submarinos;
son distancia,
simplemente distancia…”

volverá hermano mío…


II. Conciente de su deseo

Somos dos en una sala, rodeando una mesa llena de hojas sueltas.

Nunca imaginé que crecerías tan pronto. Ayer
riéndome de tus palabras mochas, de tu “chimonada”
ja – ja – ja
buscas tan presto versos hermosos dentro
de ese volumen rojo.
Te has deborado los quince y los veinte de Neruda,
pequeño bribón. Escucha y muñequea [ellos volverán]
el objetivo debe de ser fijo e inmovible.
“sé que me has entendido Popeye”


III. El escape

Uno en la sala espiando. El segundo abriendo la puerta de lata. La mesa [pequeña, rectángula, de madera] sola sin papeles.

Ellos regresaron. Siguen saliendo todos los domingos. Ahora
espero que encadenes bien esa puerta, ellos han regresado y
tú sabes los problemas que tendrías.
No rompas hermano,
confía en nuestra pequeña suerte, pues para todo
se muestra una sonrisa
“ella volverá, hermano mío”