martes, 16 de diciembre de 2008

Día 1

Papilio se encuentra listo y zurcido. Al parecer dicho mantenimiento resultó ser una terapia estética. Papilio se encuentra listo y en venta. Este viernes se presentará ante heterogéneo público. Papilio, Papilio, tres meses solamente.

Se han congregado, reunido o simplemente amontonado, diversas personas de mi entorno familiar. No seas exquisito Papilio, necesitamos gente que nos aporte su presencia. Oídos comprados por una copita vino. Me encargué de la publicidad. Papilio estas en el diario. (¡¡GRITOS!!). Ahora pensando en tu traje, la movilidad, tus damas de compañía. Iras en verde, metido en una caja pequeña no más. Las damas, tus madres. No exijas, pues en tu reconstrucción se gastó una cantidad no estimada en tu parto. Nos sales caro, confórmate con tus madres. Dos madres Papilio, dónde puedes encontrar bendición más grande. Permaneces callado, no quieres apuntalar tus esquinas engomadas a tu padre o dime tú cuál es ese encargo novedoso del que tanto me hablas. ¿Tu presentación? ¿Es acaso el interlineado? ¿No a las hojas blancas (pues resultan hirientes a los ojos)? Dime Papilio querido, cuál es tu nuevo pedido. Dime experimento de tres meses. Novedoso, Novedoso. Berreas al tamaño del personaje al que debes tu nombre. Vamos Papilio, después de esa refacción, no estas tan mal. Sé que puedes decirnos con una mayor fluidez de palabras, cuáles son esos detalles que apremian. No seas cohibido. Dime no más, soy yo tu padre. Tu único padre, lo único singular que posees. Dilo Papilio. Quisiera compartir contigo, tu destrucción, el amor y, después, tu nueva concepción.

Estamos llegando al jirón Nazca, aún no me has contado nada. Llevo al peso varias reproducciones tuyas. Te quiero, Papilio. Refaccionado y seguro de que el viernes será una segunda operación. Esta más dura e inclemente. Por ello, aún tienes algo de tiempo. Quizá entre tus madres y yo, podamos solventar una desesperada intervención de último minuto. Eres nuestro hijo, aunque enfermo y deforme en sus detallitos. Hijo al fin. Papilio, el experimento de tres meses.